RESUMENEste ensayo hace un recorrido a través de la elaboración de ‘historia de/sobre mujeres’ como una corriente distinta y válida dentro de la disciplina de la historia en las décadas de 1950 y 1960 en congruencia con desarrollos importantes dentro de la historia social. Indaga brevemente en los precursores de ‘historia de mujeres’, estudia los énfasis y aportes distintivos de esta corriente, y explora sus intersecciones importantes con la teoría y política feminista. Examina también la emergencia posterior de las perspectivas de género y estudios poscoloniales. Palabras clave: historia de/sobre mujeres, historia social, teoría feminista, política feminista, perspectivas de género y de lo poscolonial, conocimiento situado.ABSTRACTThis essay provides an overview of the ‘history of women/about women’ by drafting an account of this history as a separate and valid current in the eld of history in the 1950s and 1960s consistent with important developments in social history. It briey investigates the precursors of ‘women’s history,’ examines the emphases and distinctive contributions made by this school of thought, and explores its principal intersections with feminist theory and politics. It also examines the subsequent emergence of gender perspectives and post-colonial studies. Keywords: History of/about women, social history, feminist theory, feminist politics, gender and postcolonial perspectives, situated knowledge.RESUMOEste ensaio faz um percurso através da elaboração da “história de/sobre mulheres” como uma corrente distinta e válida dentro da disciplina de história nas décadas de 1950 e 1960 em congruência com desenvolvimentos importantes da história social. Indaga brevemente sobre os precursores da “história de mulheres”, estuda as ênfases e contribuições distintivas dessa corrente, e explora suas importantes interseções com a teoria e política feminista. Examina também a posterior emergência das perspectivas de género e estudos pós-coloniais.Palavras chave:História de/sobre mulheres, história social, teoria feminista, política feminista, perspectivas de género e do pós-colonial, conhecimento situado.-PRO50-4sept..indd 15424/10/19 11:07 “Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia”, proclamaba el libro en parte biografía en parte testimonial de una mujer joven maya quiché guatemalteca que por n había tenido la valentía de ‘romper con el silencio’.1 Editado por Elisabeth Burgos-Debray y publicada en español en 1983 con una versión en inglés en 1984,2 este libro, al dar voz no solo a una mujer indígena sino también a su comunidad que representaba a otras en América Latina, y al articular las varias experiencias de opresión e injusticia sufridas por ellas, se volvió casi instantáneamente en uno de los libros más vendidos en el mundo angloparlante. Menchú no solo rompió con el silencio duradero de los subordinados, también entró a la política guatemalteca e internacional apelando a los derechos humanos para las comunidades sub-alternas, y subsecuentemente fue galardonada con el Premio Nobel de la Paz en 1992. En una entrevista posterior a su nombramiento como ganadora, Menchú declaró explícitamente: “El premio Nobel se nos dio no para cam-biar el mundo; se nos dio para romper el silencio”.3A pesar de tales logros, el libro de Menchú, es interesante notar, llegó a ser muy controvertido y ella fue criticada por exagerar, e inclusive inventar muchos cuentos de explotación y sufrimiento, y experiencias por la que ella supuestamente no había pasado. Las dicultades experimentadas por Rigoberta Menchú en su intento de arrogarse el poder de representarse a sí misma y dar voz a su comunidad subalterna e inscribirse en la historia (y en la política) como un actor cons-ciente, evidencia en una manera directa la formidable advertencia de Gaya-tri Chakravorty Spivak planteada en “¿Puede hablar el subalterno?”.4Publicado originalmente en la revista Wedge en 1985 y desarrollado en un capítulo de 1988, este ensayo era en parte una reacción a los trabajos de los posestructuralistas francesas que ocultaban el sujeto conocedor por me-dio de una retórica de posrepresentacionalismo y una teorización de plura-1. MellamoRigobertaMenchúyasímenaciólaconciencia (Barcelona: Editorial Argos Vergara, 1983).2. I...RigobertaMenchú:AnIndianWomaninGuatemala, ed. por Elisabeth Burgos-Debray (Londres: Verso, 1984).3. Entrevista a Rigoberta Menchú para el periódico ElTiempo, de Bogotá, el 4 de febrero de 2017. Consultado el 2 de noviembre de 2018, https://www.eltiempo.com/bogota/entrevista-a-rigoberta-menchu-en-la-cumbre-mundial-de-premios-nobel-33056. 4. Gayatri Chakravorty Spivak, Spivak, “Can the Subaltern Speak?”. En MarxismandtheInterpretationofCulture, ed. por Cary Nelson y Lawrence Grossber, 271-313 (Londres: Macmillan, 1988). Publicado originalmente como “Can the Subaltern Speak? Speculations on Widow Sacrice”, Wedge, 7/8 (invierno-primavera): 120-130. Trad. cast.: “¿Puede hablar el subalterno?”, RevistaColombianadeAntropología, 39 (enero-diciembre 2003): 297-364.-PRO50-4sept..indd 15524/10/19 11:07 Procesos 50, julio-diciembre 2019156lizados efectos-sujetos, y del grupo Estudios Subalternos de sur de Asia que intentaban recuperar al ‘subalterno’ como sujeto de historia.5 Entrando en un diálogo con sus interlocutores, Foucault-Delueze y el colectivo Estudios Subalternos, Spivak planteó una pregunta fundamental: ¿quién asume el po-der de presentar y representar al subalterno? Abogando por la irremediable heterogeneidad del sujeto subalterno, ella argumento que en la borrosa tra-yectoria de tal sujeto, el sendero de la diferencia sexual quedaba doblemente borrada. La subalternidad femenina se reejaba en una erradicación siste-mática de su voz lingüística y discursivamente, y una ‘subyugación política’. Evidentemente, el punto no era de la participación femenina, sino que tanto en la historiografía colonial como em el sujeto de insurgencia, el constructo de género mantenía al masculino como dominante. Indicando que los fac-tores individuales e ideológicos obstruyen la posibilidad de ser ‘escuchada’ para los que pertenecen a la periferia, Spivak sostuvo que era casi imposible recuperar y dar sentido y legitimidad a la voz subalterna. En una entrevista posterior, Spivak aclaró que su punto en el ensayo era que sencillamente no se puede hacer visible o dar la voz a la sujeto subalter-na. Es porque ella no tiene acceso a una lengua validada institucionalmente y porque el teórico europeo sabe lo que dirá ella cuando va a hablar en el sentido de que sabe lo que es bueno para ella.En el caso de Menchú, la cuestión no era de presentar y representar sino de autorrepresentar. Pero de igual modo, ella fue censurada por asumir el poder de representar a su comunidad y por extremar su experiencia de sub-ordinación. ¿Fue porque la voz de Menchú no llego a tener la legitimidad institucional o porque ella realmente inventó cuentos de explotación? Dejemos de lado este dilema difícil de resolver para explorar los esfuer-zos de recordar a las mujeres en la historia. Julia Tuñón, una renombrada historiadora mexicana, adquirió más reconocimiento por ser casi la primera en investigar y publicar MujeresenMéxico.Unahistoriaolvidadaen 1987,6 tres años después de la publicación de Yo,RigobertaMenchú en inglés. El libro de Tuñón, publicado por la editorial Planeta en su colección “Mujeres en su Tiempo”, que en su momento, comenta su autora en una conferencia pos-terior, tuvo muy pocos títulos, cubrió un gran vacío al incorporar ‘historia femenina’, y abrió caminos hacia nuevas investigaciones, siendo en este sen-tido una puerta de salida más que una puerta de llegada.75. La palabra ‘subalterno’, en los trabajos iniciales de ‘Estudios Subalternos’, era derivada de los escritos de Antonio Gramsci, quien lo había tomado del ámbito militar, en el cual signicaba “de rango inferior”. 6. Julia Tuñón, MujeresenMéxico.Unahistoriaolvidada (México: Planeta, 1987).7. El texto de la presentación de Tuñón en la Universidad de Guadalajara en abril de 2002 fue publicada como “Mujeres en México. Recordando una historia”, Ventana, n.º 21 (2005): 323-327.-PRO50-4sept..indd 15624/10/19 11:07 Procesos50, julio-diciembre 2019157Tuñón recibió una invitación por parte de la Universidad de Texas en Austin para que fuera traducido el libro al inglés: ella aceptó con la condi-ción de que se actualizará el libro. La nueva edición de este tuvo un capi-tulado diferente, pero aún más importante un subtítulo distinto. Ya no era HistoriadeMujeresenMéxico.Unahistoriaolvidada sino HistoriademujeresenMéxico.Unahistoriarecordada, publicada por CONACULTA en 1998. La traducción en inglés, por otro lado, dice ‘el pasado desvelado o revelado’, el mismo sentido de no estar olvidado.¿Qué había pasado en una década para que las mujeres y diosas mexicas y las mujeres mexicanas del período colonial, en particular del siglo XIX y la primera mitad del XX, ya no fueran olvidadas sino recordadas?En un intento de responder a la pregunta planteada, haré un recorrido breve de la aparición de ‘historia de mujeres’ en un momento particular como conuencia de múltiples impulsos, e indicaré sus antecedentes y su distin-ción con ellos, su intersección e interacción importantes pero variadas con la historiografía y lucha feminista. Esto dará paso a una apreciación de los apor-tes y ofrecimientos de las articulaciones conjuntas de historia de/sobre muje-res y el feminismo hacia el desarrollo del concepto y la perspectiva de género en historia, antropología (y otras disciplinas). Al nal, veré la intersección de estos trabajos académicos y políticos con la perspectiva poscolonial y sus aportaciones para una reconsideración seria del nexo poder-conocimiento que a la vez nos empuja a pensar sobre nuestros modos de conocer y abordar no solo nuestros proyectos de investigación sino nuestros modos de vivir y convivir en el mundo social actual. La investigación y reexión académicas no tendrán mucho sentido sin relevancia y resonancia en las vidas cotidianas. Mujeresehistoria, MujeresenlahistoriaHistoria de o sobre mujeres como una vertiente de la disciplina de his-toria tuvo su inicio en Inglaterra, Francia y Estados Unidos a nales de los sesenta y principios de los setenta del siglo XX, vinculada estrechamente con lo que se llama la segunda ola del feminismo. Es evidente que ‘historia de mujeres’ tiene una relación cercana con el feminismo aunque también se distinguen en su enfoque y énfasis. Mientras que la ‘historia de mujeres’ explora el pasado histórico de mujeres para comprender las raíces de su sub-ordinación y aprender de los retos y desafíos del pasado, el feminismo presta más atención a la construcción sociocultural de ‘la mujer’ en cada sociedad para analizar las relaciones disímiles de poder entre hombres y mujeres y -PRO50-4sept..indd 15724/10/19 11:07 Procesos 50, julio-diciembre 2019158aboga por una política de cambio que mejoraría la condición de las mujeres.8Historia de mujeres en los sesenta y setenta derivó su inspiración tam-bién de los cambios en enfoque y parámetros de la historia social. Si recor-damos los trabajos del grupo Historiadesdeabajo en Inglaterra (Christopher Hill, Eric Hobsbawm y E. P. Thompson, por ejemplo), la historia social en su intento de incluir a los grupos subordinados como los trabajadores en histo-ria, trató de desarrollar una metodología que buscaba entender los procesos y sucesos históricos desde la perspectiva de los grupos menos privilegiados. Estudios novedosos sobre Francia durante la revolución examinaron las ba-ses ‘populares’ de la revolución al analizar la ‘multitud’ en la revolución9 y exploraron el impacto de la literatura ‘inferior’, pornográca y censurada en las vidas cotidianas de la gente común antes de la revolución, estableciendo una relación importante con la literatura como fuente de historia social.10No es de sorprender que estos intentos tuvieran su impacto en la elabo-ración de ‘historia de mujeres’. Mientras que trabajos pioneros como el de Sheila Rowbotham, OcultodelaHistoria(HiddenfromHistory),11 recogieron el papel activo de mujeres en los procesos sociopolíticos, económicos y cultu-rales del pasado, detalladas investigaciones estudiaron los diversos aspectos de la vida de mujeres tales como el empleo, sindicato, familia, vida privada y sexualidad. Las feministas conrieron a estos esfuerzos un enfoque muy distintivo al subrayar la experiencia especíca de mujeres en instituciones como la familia, al interrogar la división de espacio y trabajo entre lo público y lo privado, basada aquella en una separación arbitraria entre los sexos y subrayando los traslapes entre los dos espacios interconectados. Los diver-sos arranques conuyeron en la ‘historia de mujeres’ en donde las mujeres quedaron inscritas como sujetos de historia, pero como sujetos sometidos a papeles asignados a ellas en la familia y la sociedad, lo que trajo consigo una reexión crítica sobre las relaciones de poder que marcaban la distinción de esferas y trabajos entre hombres y mujeres en las vidas sociales y políticas.Esta conciencia particular y política conrió a ‘historia de mujeres’ una legitimidad como una corriente válida dentro de la historia. Como comen-ta Natalie Zemon-Davis en su ensayo “Historia de mujeres en transición” 8. June Hannam, “Women’s History, Feminist History”. En MakingHistory:TheChan-gingFaceoftheProfessioninBritain, del Instituto de Investigación Histórica, Universidad de Londres, consultado el 20.10.2018, https://www.history.ac.uk/makinghistory/resour-ces/articles/womens_history.html. 9. George Rude, TheCrowdintheFrenchRevolution (Oxford: Clarendon Press, 1959).10. Allan H. Pasco, “Literature as Historical Archive”, NewLiteraryHistory, vol. 35, n.º 3, CriticalEnquiries,ExplorationsandExplanations (verano 2004): 373-394.11. Sheila Rowbotham, HiddenfromHistory:300YearsofWomen’sOppressionandtheFightAgainstit (Londres: Pluto Press, 1973).-PRO50-4sept..indd 15824/10/19 11:07 Procesos50, julio-diciembre 2019159(1976),12 publicada en la revista FeministStudies (una ilustración clara de la intersección del feminismo e historia de mujeres), los intentos de registrar o recordar a las mujeres en historia se puede remontar a pasados tan antiguos como los de Plutarco. Él había escrito cortas biografías de mujeres virtuosas para armar que el ‘sexo femenino’ puede y debe beneciarse con la ‘educa-ción’. Retomado por Boccaccio en el siglo XIV en Italia, las biografías de ‘mu-jeres dignas’ (‘womenworthies’ en palabras de Zemon-Davis) llegaron a tener un linaje casi ininterrumpido hasta principios del siglo XIX.13 Tales biografías, aun habiendo sido escritas por mujeres en pocos casos, asumieron como na-turales y dados el papel y las responsabilidades de las mujeres sobre la base de la división del sexo. Pero, por otro lado, un escrutinio serio de la familia patriarcal la había considerado mucho menos que una institución ‘natural’ con una historia continua y sin cambios para los nales del siglo XVIII. Tal reconsideración de la familia había resultado en trabajos bien contemplados sobre el estatus, las actividades y las emociones de las mujeres en Inglaterra, Francia, Alemania e Italia, y evidentemente en otras partes del mundo en maneras diferentes, algo que requiere más investigación por nuestra parte.Las luchas de mujeres por los derechos políticos –el movimiento sufragista en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XIX, por ejemplo–, junto con una conciencia amplia de la presencia e importancia de las mujeres en el campo laboral y su relación con la propiedad y los derechos, había resultado en trabajos sensatos y sutiles en las últimas décadas del siglo XIX y principios del XX.14 Alice Clark, en particular en su renombrado libro LavidatrabajadoradelasmujeresenelsigloXVII había armado que la independencia de la mujer residía en la plena ejecución de su capacidad productiva-biológica, económica y educativa. Con la expansión del capitalismo industrial y la comercialización agrícola en una escala grande, las mujeres habían perdido su trabajo económico con el que apoyaban el sustento de la familia y llegaron a ser las menos apreciadas en el mercado laboral. Trabajos posteriores han indicado los problemas inherentes en la formulación de Clark. Sin embargo, el trabajo sigue siendo importante al ser casi el primero en indagar las razones del retiro de las mujeres de la clase media del mercado laboral y las trabas del capitalismo.1512. Natalie Zemon-Davis, “Women’s History in Transition: The European Case”, FeministStudies, vol. 3, n.º 3/4 (primavera 1976): 83-103.13. Ibíd., 83.14. Véase, por ejemplo, Alice Clark, WorkingLifeofWomenintheSeventeenthCentury(Londres/Nueva York: George Routledge & Sons y E.P. Dutton & Co., 1919), que hasta ahora ha tenido 19 ediciones.15. Zemon-Davis, “Women’s History in Transition:...”, 86.-PRO50-4sept..indd 15924/10/19 11:07 Procesos 50, julio-diciembre 2019160Sobra decir que no es posible hacer un recorrido de historia de/sobre mujeres sin mencionar los trabajos de la lósofa existencialista francesa. Simone de Beauvoir, en particular su muy aclamado libro Elsegundosexopublicado en 1949,16 considerado la obra fundadora de lo que llegaría a ser conocida como la segunda ola del feminismo. Reexionando sobre ‘quien es una mujer’, Beauvoir hace una declaración desaante en el primer volu-men del Segundosexo: “La humanidad es masculina” porque “el hombre no dene a la mujer por sí misma sino en relación con él; no la ve como un ser autónomo [...]. Él es el sujeto, él es el absoluto; ella es el otro”.17 Al mismo tiempo, el hombre –el sujeto– sigue necesitando al otro, la mujer –el objeto– como “sexo”, fuente de deseo sexual, de reproducción, permaneciendo en una relación con ella pero más en el modo de dueño-esclavo. Ahora bien, el problema obvio sería: ¿por qué la mujer, denida por un lado en relación al hombre “superior”, aceptaba que ella está hecha para representar en un sentido absoluto a la otredad sin cuestionar la soberanía masculina? ¿Por qué nunca ha propuesto una relación recíproca entre el yo y el otro? Es porque, según Beauvoir, la mujer ha aceptado la división de los sexos como algo natural, lo que no forma parte de la realidad accidental de la verdad histórica. “La división de los sexos es un hecho biológico”, co-menta ella, “no un acontecimiento de la historia humana”. Tal oposición se conformó dentro de un Mitsein originario que la mujer nunca ha desaado. La pareja es una entidad fundamental con las dos mitades remachadas una hacia la otra, “el clivaje de la sociedad por el sexo es imposible”.18Adoptando una perspectiva de “la moralidad existencial”, Beauvoir tra-to de comprender el “drama existencial” de la mujer compuesto por un con-icto entre el reclamo fundamental de cualquier sujeto como un ser esencial y las demandas de una situación que la circunscribe a ser no-esencial. ¿Cómo podría realizarse un ser humano en su condición femenina? Para ofrecer po-sibles respuestas a tal dilema, Beauvoir delineó cómo la “realidad femenina” había sido construida, porque la mujer había sido denominada el “Otro” y cuáles habían sido sus consecuencias desde la perspectiva masculina. El segundo paso, elaborado en el segundo volumen de su libro, era una des-cripción del mundo ofrecido a la mujer desde la perspectiva femenina. Tal descripción hizo visibles las dicultades y retos que enfrentaban las mujeres en el momento en que querían escapar de la esfera que les había sido asigna-da sin dejar de formar parte de la Mitsein humana.16. Simone de Beauvoir, Ledeuxièmesexe (París: Éditions Gallimard, 1949). Primera edición en inglés, TheSecondSex (Nueva York: Alfred. A. Knopf), 1953. 17. Beauvoir, TheSecondSex, trad. por Constance Borde y Sheila Malovany-Chevallier (Nueva York: Vintage Ebooks, 2011), 26. 18. Ibíd., 28-29.-PRO50-4sept..indd 16024/10/19 11:07 Procesos50, julio-diciembre 2019161Muchas de las generalizaciones de Beauvoir, incluyendo su famosa ase-veración “la mujer no se nace, se le hace”, han sido cuestionadas recien-temente por estudiosas feministas en biología y ciencias sociales, quienes sostienen que algunos rasgos distintos entre los sexos son innatos y no “si-tuacionales”. En lugar de descartar la otredad como un constructo cultural impuesto, estas feministas comentan que será más productivo emplear las diferencias sexuales para autoconocimiento y articulación y dedicarlos en la elaboración de una crítica considerada de las normas patriarcales.19No obstante, el texto de Beauvoir había ocasionado una “revolución” al transformar una indignación individual en una causa común que forjó una identidad colectiva dando paso a un ‘movimiento de mujeres’. Su texto, arma Thurman, debe de ser leído en el espíritu en que fue escrito: “una me-ditación profunda y urgente sobre una aspiración verdadera” pero elusiva “de ser la mujer propia de una misma en todos sus sentidos”.20¿En qué dirección lleva ‘historia de mujeres’ los impulsos de trabajos que ya existían? Y ¿cómo se distinguían de los trabajos existentes? Los nuevos tra-bajos de los 1970 eran diferentes en el abordaje y el alcance de las problemá-ticas planteadas: en lugar de solo prestar atención a las mujeres, se enfocaron más en los papeles del sexo (sexroles) construidos de manera distinta en cada sociedad en su propósito de comprender el signicado e importancia de tales papeles y los simbolismos asociados. Examinaban también la relación entre hombres y mujeres y entre los géneros en la familia y en la sociedad, analizan-do a su vez la estructura y la organización de la familia. Además, buscaron índices cuantitativos en cuanto al salario, la proporción de los sexos en el em-pleo, las variables en migración, entre otros. Estos nuevos trabajos tomaron en cuenta la actividad sexual y el deseo erótico, abriendo un campo importan-te de investigación sobre la prostitución y la conducta sexual, algo que dará paso más adelante a trabajos sobre la homosexualidad y lo transgénero.Más importante aún, tales intervenciones importantes retaron al histo-riador a enfrentar sus concepciones de conceptos y categorías clave tales como el poder, la estructura social, propiedad, símbolos y periodización.21género, historia, historiografíafeMinistaLas reexiones sobre el signicado de los sexos biológicos y su impacto en las relaciones sociales y la conciencia histórica adquirieron mayor pro-19. Judith Thurman, “Introduction”. En Beauvoir, TheSecondSex, 14.20. Ibíd., 15.21. Zemon-Davis, “Women’s History in Transition:...”, 90.-PRO50-4sept..indd 16124/10/19 11:07 Procesos 50, julio-diciembre 2019162fundidad en la década de 1980, cuando se maniestan los primeros pasos de una ‘historiografía feminista’. Tal historiografía era en parte necesaria por la proliferación de estudios enfocados en mujeres dentro de ‘historia de/sobre mujeres’, y por la asimetría de la calidad de los nuevos trabajos enfocados en mujeres y la marginalidad de ‘historia de mujeres’ dentro de la academia. La historiografía feminista intentó edicar una perspectiva que explicara las continuidades y discontinuidades y las desigualdades persistentes y las ex-periencias sociales disimilares para enfrentar los conceptos dominantes en historia. Ya no era suciente demostrar que las mujeres tenían una historia o que habían participado activamente en los procesos histórico-políticos im-portantes. Era fundamental un análisis de las diferenciadas experiencias de hombres y mujeres y la relación entre la historia del pasado y la contempo-ránea práctica de la historia.El texto clásico más conocido resultado de estas reexiones es el de Joan Wallach Scott, publicado en 1986, “El género. Una categoría útil para el aná-lisis histórico”.22 Como es bien sabido, en este ensayo Scott denió el género como un elemento constitutivo de relaciones sociales basadas en las diferen-cias percibidas que distinguen los sexos y el género como una forma prima-ria de relaciones signicantes de poder. ¿Por qué es el género una forma primaria de relaciones signicantes y asimétricas de poder? Porque las diferencias entre los sexos, aun cuando tengan unos rasgos biológicos, son construidas de maneras diferentes en distintas sociedades. Es decir, el género en sus primeros usos conscientes en la literatura feminista estadounidense marcaba no solo la diferencia sexual, sino también “los aspectos relacionales de las deniciones normativas de la feminidad”.23 Las diferencias, a su vez, reposan en símbolos culturalmente disponibles que añoran múltiples (y con frecuencia contradictorias) repre-sentaciones. Sin embargo, conceptos normativos prevalentes frecuentemen-te rigen la interpretación de tales símbolos plurivalentes en formas especí-cas, manteniendo la diferencia entre sexos culturalmente y normativamente en cada sociedad. En este sentido, el género no funciona como una categoría ja: opera en modos distintos en diferentes sociedades. Un corolario lógico del argumento de Scott es señalar la necesidad de en-tender el “género” como disconforme con una noción biológica del “sexo” como algo jo y permanente para una verdadera historización (historicization) 22. Joan W. Scott, “Gender: A Useful Category of Historical Analysis”, TheAmericanHistoricalReview, 91, 5 (diciembre): 1053-1075. Trad. cast. Joan W. Scott, “El género. Una categoría útil para el análisis histórico”. En Elgénero.Laconstrucciónculturaldeladiferenciasexual, comp. por Marta Lamas, 265-302 (México: PUEG, 1996).23. Scott, “Gender: A Useful Category...”, 1054; Scott, “El género: una categoría útil...”, 266.